Esta planta es noble y resistente, con la extraña virtud de que es una de las pocas plantas cuyas flores permanecen en pie durante la temporada fría.
Pero para tener esta planta es necesario conocer algunas de sus características porque, de otra forma, llegada la temporada estival, la planta puede llegar a morir. La temperatura óptima para esta planta es entre 15 y 20 grados centígrados, tiene una gran tolerancia al frío y los ejemplares más resistentes incluso pueden regalar pequeñas flores aún si crecen en la nieve. Por eso es que su nombre está asociado al clima montañoso de los Alpes.
Una de las características más sobresalientes de esta especie es que permanece en estado durmiente durante la estación cálida y seca para luego brotar cuando comienzan los días más fríos y lluviosos.
Cómo preservarla del calor extremo de verano: lo mejor en estos casos es apelar a un recurso muy sencillo simplemente, dar vuelta la maceta ya que es una planta bulbosa, puede permanecer con vida pero en estado latente durante la estación cálida. En ese período, ni siquiera hace falta regarla, tan sólo ubicarla en un lugar protegido del sol aunque al aire libre y darla vuelta. Un truco muy sencillo que ayuda a su preservación.
Otro dato curioso de la violeta de los Alpes es que podes saber cuando se trata de un ejemplar nuevo con sólo mirar sus flores, ya que a medida que pasa el tiempo las flores tienden a ser más pequeñas. Por tratarse de un bulbo, es necesario evitar el riego clásico, es decir aquél en el que se moja la tierra pues la idea es que el agua no entre en contacto directo con el bulbo. Lo mejor que puedes hacer es ubicar la planta en un tiesto y colocar agua en la base de la maceta para que la utilice a medida que la necesita. También se recomienda airear la tierra y abonarla con un fertilizante líquido en el agua durante la etapa de crecimiento y floración de la planta.
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