La tierra de diatomeas, llamada diatomita, y conocida popularmente como tierra blanca, es un conglomerado de fósiles de diatomeas, (algas), que son extraídas del fondo marino.
Tiene diversos usos y presentaciones: en la industria, para limpieza, para animales y con efectos en los humanos.
La tierra de diatomeas es un insecticida no venenoso. Su eficacia en estos casos, y el hecho de ser menos contaminante que los pesticidas, han popularizado su uso, a tono con la agroecología. Es efectivo para alejar pulgones, cochinilla algodonosa, araña roja, mosca blanca, caracoles, babosas, hormigas, nematodos y orugas. Al ser un insecticida que actúa de forma mecánica, los insectos no pueden generar resistencia a él, lo que sí ocurre con muchos insecticidas químicos. Al mismo tiempo, la tierra se utiliza para fertilizar la tierra y nutrir a las plantas. Al estar compuesto por algas, es completamente biodegradable, no deja residuos tóxicos, con lo que se puede utilizar en huertos urbanos, espacios públicos y zonas de paso de personas y animales.
Contiene una gran cantidad de minerales y micronutrientes que cuesta de encontrar en muchos fertilizantes, que generalmente se basan exclusivamente en el nitrógeno, el potasio y el fósforo, dejando de lado otros nutrientes que, aunque necesarios en menor cantidad, son esenciales para una buena salud vegetal.
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